El pasado 2 de marzo el agricultor y ecologista Manuel García, demandado por COREN con 1 millones de € por ‘falsas acusaciones’, se reafirmó en el acto de conciliación en las declaraciones que hizo en TVE acusando a COREN por su irresponsabilidad contaminando el agua de la comarca de Limia (Ourense) con los purines de las macrogranjas (España Directo, Minuto 27).
El Movemento Ecoloxista da Limia (MEL), del que forma parte Manuel García, consideran que COREN intenta aplicarles por su cuenta la Ley Mordaza, les persigue para intentar amedrentarlos y que retiren su denuncia.
La empresa intenta proteger su imagen con la comunicación protocolaria en estos casos:
“Coren también colabora en el programa “Life Regenera Limia”, que tiene como objetivo recuperar los valores medioambientales de la comarca de A Limia, compatibilizándolos con el desarrollo de la actividad agroganadera que en ella realiza”.
El problema viene de lejos, Confederación Miño-Sil y la Xunta conocen el problema y las consecuencias para el agua.
‘En la comarca de Limia funcionan alrededor de 400 macrogranjas, con una producción de 75.000 UGM (Unidad Ganadera Mayor) que supone una carga de residuos equivalente a la que provocarían 1.400.000 habitantes. Desde hace tiempo la actividad de esta ganadería industrial está generando efectos negativos en la calidad de las aguas, que ya fueron cuantificadas por los análisis oficiales de la Dirección Xeral de Saúde Pública da Consellería de Sanidade, solicitadas por la Sociedade Galega de Historia Natural.’
En los años 2017, 2018 y 2019, en las aguas suministradas para consumo humano por los sistemas municipales de abastecemento de la red de Limia, el nivel medio de nitratos creció desde los 16,8 mg/litro en 2017 a los 18 en 2018 y a los 21,5 en 2019; entre 2014 y 2017 ya había crecido un 39%. El nivel máximo permitido por la Unión Europea se situa en 50 miligramos de nitratos por litro. Varios puntos de la comarca superaron esa cantidad en varias de las mediciones realizadas por la Xunta.
Visión y alternativa ecológica
Las organizaciones ecologistas lamentan la ‘proliferación’ de la ganadería industrial en España por estar en la base del cambio climático. La huella ambiental de la industria agraria fue señalada por el panel de expertos de la ONU por su responsabilidad en el 25% de las emisiones de las que el 14,5 % están vinculadas a la ganadería industrial.
El amoníaco es un gas tóxico y presenta una importante relación el N2O, un gas también tóxico y con un potente efecto invernadero. El N2O (óxido nitroso) tiene unas 300 veces más efecto invernadero que el CO2, por lo que es el tercer gas que más contribuye al calentamiento global (solo por detrás del dióxido de carbono y el metano). Además, alrededor de la ganadería intensiva se generan enormes emisiones de GEI, vinculados al la producción intensiva y el transporte de forraje y muchas otras actividades industriales vinculadas.
En los purines de las macrogranjas se encuentran nitratos, fósforo, cobre, zinc, arsénico, restos de herbicidas como el Glifosato, plaguicidas, antibióticos y otros medicamentos, elementos químicos que contaminan las aguas en Limia y en todas las zonas en las que existen macrogranjas. Estos mismos elementos químicos se encuentran en los productos cárnicos industriales, tanto en fresco como en elaborados (embutidos, conservas) cualquier persona que los ingiera puede sufrir consecuencias en su salud, igual que los vecinos de Limia.
Se trata de un modelo de producción y alimentación “nocivo e insalubre” que nada tiene que ver con el campo, ni está arraigado en la Tierra, a la que no necesita nada más que para verter sus residuos de forma que degrada y envenena aire tierras y aguas.
Los activistas de MEL y concretamente Manuel García, han asumido un riesgo personal por defender la salud de sus vecinos, la calidad del agua y la salud de la tierra cuestionando el modelo de macrogranjas, que además de insostenible y contaminante, produce alimentos inseguros para la salud del consumidor.
Su heroica actitud, como la de todos los movimientos rurales contra la extensión de las macrogranjas, puede resultar difícil de sostener en comarcas con pequeña población y poco empleo. La promesa del empleo, con la que se intenta convencer, se ha demostrado que no funciona como alternativa para frenar la despoblación.
La responsabilidad social
Podría ser un caso más de denuncia y silencio mediático, pero en esta ocasión la solidaridad con la firme decisión de Manuel, el MEL y la plataforma vecinal ‘Auga Limpa Xa‘, ha ido más allá de su comarca enlazándola con 63 grupos, culturales, vecinales, defensa rural, municipalistas, partidos políticos, ecologistas… que apoyan al agricultor de Limia.
En Valderrey (León) un pequeño grupo de heroinas y héroes se está movilizando de forma decidida, con apoyo de EA León, contra una macrogranja avícola. Es probable que tengas cerca alguna de ellas, están colaborando, dando ayuda mutua, en la plataforma Stop Ganadería Industrial, que también da apoyo a MEL. Todas podemos hacer algo, no es solo un asunto suyo.
Deseamos superar el cambio climático, detener la destrucción y envenenamiento de tierra y aguas, y acabar con la despoblación del mundo rural. Queremos garantizar una alimentación sana y respetuosa con el medio ambiente, por ello no podemos sino sentirnos solidarios y representados por su actitud.
Hay alternativas:
- Economía local.
- Mercados de cercanía.
- Reducción del porcentaje cárnico de nuestras dietas.
- Ganadería extensiva.
- Agricultura ecológica.
- Sostenibilidad ecológica y social
Es posible, con colaboración, mejorar la información a la sociedad sobre las secuelas de la agricultura y ganadería industrial, facilitar su participación activa con acciones claras y sencillas, orientadas al consumo, que distinga la producción alimentaria sostenible y socialmente solidaria. Crear, por ejemplo, una marca inconfundible que incorpore las garantías que la alimentación industrial no va a dar nunca.
Es una responsabilidad que queda en manos de la ciudadanía que no se acabe todo en el juicio. Que se consolide, extienda y transforme, la actitud heroica del activista Manuel en una decisión cívica y responsable de tod@s.
No depende solo de los vecinos del mundo rural que este se transforme en refugio seguro, de reencuentro con la naturaleza, para una alimentación y un planeta sano y lleno de vida. Debemos colaborar con ellos, cada cual desde su propia práctica vital, como productores, vecinos o consumidores responsables.