“Si bien todavía no creo que Bluesky, ni ninguna aplicación de redes sociales, pueda reemplazar por completo al antiguo Twitter, entiendo por qué tanto entusiasmo”, escribe nuestro columnista de tecnología @kevinroose.com.
En este momento todas las personas que estamos haciendo el cambio de X a Bluesky tenemos sensaciones similares. El propio cambio es en sí mismo un fenómeno social:
¡Qué fácil reconstruir la red social cuando se produce una gran fuga!
Los enlaces se reconstruyen según llegan las personas que lo integran.
Estas, a su vez, viven la misma experiencia.
Twitter fue, cuando nació, el lugar natural para la evolución de la blogosfera. Podíamos decir lo que pensábamos sin escribir un artículo, más extenso y técnicamente más tedioso con los medios de entonces. Allí ya estábamos enlazados y categorizados temáticamente por perfiles de interés. Heredamos de ella buenas prácticas de comportamiento en red y añadimos algunos comportamientos emocionales propios del tiempo real.
Se reprodujo allí lo que estaba sucediendo en otras redes sociales, se creaba una experiencia social que antes de la llegada de internet se producía solo en los clubes presenciales, los grupos falleros, peñas futboleras, bodegas festivas o sindicatos auténticos hasta que un día pasamos de la red a la sociedad influyendo directamente en la conciencia global
Para mi ha sido duro dejar X por cuanto he aprendido y las numerosas iniciativas que se inspiraron en la experiencia social como el Movimiento contra la ley Sinde. Allí descubrí la inteligencia colectiva, su riqueza y diversidad, en experiencias concretas como los debates en Twitter que promovimos
Poco después empezó el gran salto: entre 2010 y 2011 los usuarios activos se duplicaron, llegando en 2023 541 millones. Twitter se convirtió en un potente foco de atracción política para la prensa, el activismo social y político y para el poder mismo.
La fuga de X tiene mucho que ver con esta transformación, radicalizada por su nuevo dueño, Elon Musk, que ha convertido a Twitter en el centro de la campaña electoral de Donald Trump. Es insoportable la manipulación y la intervención de la IA al servicio de tan repugnantes objetivos.
Ahora que se acerca la Navidad podemos pensar en qué queremos de Bluesky, igual que si volviéramos a aquellos años y escribiéramos en Twitter nuestros deseos, este es el mío:
Deseo recuperar en Bluesky los debates y dar el paso que Twitter no quiso dar cuando cerró su API en 2011. Por aquel entonces me embarqué en crear una aplicación que sistematizaba estas experiencias.
Lo que perdimos y ganamos en estos años tuiteros puede ser un buen debate, un bien común para todas las personas en Bluesky, para l@s Celestes