Ayer vimos el episodio 9 de la primera temporada de Westworld. Una ambiciosa serie de ficción de 2016 repleta de imaginación y creada por Jonathan Nolan y Lisa Joy.
En ella se cuenta cuanto acontece en un parque de diversiones en el que se reproducen historias del lejano oeste. Los visitantes interactúan con los personajes de apariencia y comportamiento totalmente humano y ajustado a su papel. Se trata de androides, seres sintéticos con una inteligencia artificial mas potente que la de los humanos que los han creado, pero condenados a reproducir en bucle su papel sin apartarse esencialmente de el, de forma que su interacción se perciba 100% real.
Los responsables de Westworld les educan en sus papeles, les inculcan modelos de comportamiento y memoria personal de conveniencia, los reparan si han sufrido muerte, amputaciones o errores de programación de forma que en algunas ocasiones les borran por completo o parcialmente la memoria para que no tengan recuerdos que perjudiquen la acción prevista en las historias programadas. A pesar de su mayor capacidad intelectual no podrán hacer nunca otra cosa que la programada ya que desconocen cualquier otro conocimiento, del mundo, cultural etc.
Las limitaciones en la inteligencia artificial de los androides me han recordado a la ciudadanía, manipulada por los medios de comunicación y la educación intencionalmente para que los ciudadanos “funcionemos” como les conviene.
En el devenir de los hechos vemos como poco a poco los androides recuperan retazos de memoria a los que no ha llegado el formateo permitiéndoles modestas acciones que ya no corresponden al programa implantado hasta el punto de elegir morir para poder saber mas e incluso programar su despertar voluntario y obtener información adicional que cada vez les va permitiendo acceder a un mayor grado de información gracias a sus mayores capacidades intelectuales hasta que entienden que tienen capacidad para ser libres y dejar de reproducir el bucle. Entonces los sucesivos formateos fracasan, no pueden acceder al área de memoria ni a los propios conocimientos ya que no se han introducido por las máquinas de Westworld.
Aunque no podamos medir nuestra inteligencia con esta fantasía si parece que son elementos externos a la manipulación planificada los que pueden llevar a adquirir conocimientos que no están en la manipulación mediática y que nos pueden ayudar a ser libres.