URSS: dos años y medio que demandaban un relato

En febrero de 1990 salimos hacia Moscú. Lola mi esposa y mi hija Lara. Una familia que entonces vivíamos al sur de Madrid, en Getafe pero llevábamos grabado el ruso en nuestras experiencias y vivencias.

Mi hija no lo hablaba, pero lo entendía. Su madre siempre le había hablado, desde que nació, en Ruso. Lola había nacido en las cercanías de Moscú, hija de Ángel, un “niño de la guerra”. Yo no hablaba, pero había aprendido con mi hija y cuando me atrevía a hacerlo sonreían los rusos, parecía un niño.

Mi conocimiento previo de Rusia tenía que ver con mi aprendizaje pasional. Tomé mi primer compromiso político con el impacto que a todos nos causó
Igual que los obreros habían tomado los astilleros de Gdańsk, nosotros los universitarios habíamos tomado las universidades, y en la nuestra, la Universidad Autónoma de Barcelona, tomamos su rectorado luchando contra la Ley de Autonomía Universitaria. En el verano de 1980 leí de una tirada casi todo el trabajo de León Trotsky incluyendo su Historia de la Revolución Rusa.

Me atrajo de cuanto leí no solo la experiencia revolucionaria sino el poso romántico y entrañable del pueblo ruso con el que desde entonces me sentí vinculado por lo que leía cuanto caía en mis manos. Una marca emocional quedó en mi ser, el Doctor Zhivago como se puede ver en mi bio. Mi hija se llama Lara por la novela de B. Pasternak.

El activismo universitario de aquellos años, y el político de los primeros años de la transición política, me volvieron un experto en la teoría marxista, di algunos cursos de formación. Esta fué otra pasión complementada por la formación universitaria que elegí, historia. Me especialicé en Historia Contemporánea, Movimiento Obrero, Revolución Francesa. Un coktel conceptual agitado en aquellos meses por la caída, como un dominó, de todos los países llamados comunistas en este de Europa. Tres meses antes de partir había caído el muro de Berlín.

La experiencia de dos años y medio en la URSS, el país al que entré, y Rusia, el país del que salí, incluyó el derrumbe del gigante soviético, superpotencia nuclear, el inicio de su transformación y división interna, el derrumbe de sus mitos, y el impacto intelectual de la caida en la experiencia y percepción que tenía el mundo de aquella inmensa zona del planeta (doce husos horarios).

Al regreso a Madrid, con unos compañer@s de militancia política, emprendimos un trabajo de honestidad política, reconocer y explicar Qué fueron y qué son los países del este y la ex-URSS porque no habían sido lo que pensábamos. Si lo escribiera ahora quizás cambiaría algunas cosas, reflejó muy bien el estado de reflexión del momento.

Lo que no he escrito y debo a muchas personas es lo que sucedió y aprendí en aquellos dos años y medio que va mucho mas allá de aquel trabajo de honestidad. Espero hacerlo a partir de hoy.

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